martes, 10 de diciembre de 2013

No vives de ensalada

Si hiciera un post que enumerara los motivos por los cuales me encanta Melbourne, su "hipsterismo" estaría definitivamente en el top 3. Los hipsters son creaturas presuntuosas y mamonas, concedido, pero también tienen un estilo estético que a mi en lo personal me encanta; Los artículos vintage, la tipografía estilizada en fondos tipo cartón, las mesas de madera, las esculturas divertidas, los lentes de pasta. 

Melbourne es como vivir en Brooklyn, o ya de jodido en Tampiquito, casi cualquier lugar al que entres o cualquier persona que te topes parece salida de un post en Tumblr y me gusta porque parece que todo es una escenografía, que alguien colocó cada elemento cuidadosamente para después filmar una película de Wes Anderson.

Otra cosa que me gusta de ese encanto hipster/hippie es que a pesar de que son insoportables individualmente, en colectivo tienen un buen corazón. Sus negocios suelen usar productos locales/orgánicos/vegetarianos/artesanales que suponen tener un menor impacto ambiental y una mayor calidad. No se cuánto de eso sea cierto pero al menos la intención es buena. 

Hace un par de días fuimos a comer precisamente a un restaurante de este tipo, un local que le hace la guerra al capitalismo desde su pequeña trinchera. Lentil as Anything es un lugar en donde pagas por donativo y sus empleados están compuestos enteramente por voluntarios. Funcionan con un sistema de confianza que consiste en 3 cajas donde depositas lo que para tí fue el valor de lo que consumiste, de acuerdo a tus posibilidades económicas. 

Como un "soup kitchen" pero fresa. Fresa porque es un lugar bonito y la comida no es engrudo marca Krusty. Cada día tienen una temática diferente: asian, italian, etc. pero siempre sirven comida vegetariana y vegana en una mesa buffetera de buen tamaño que incluye postre. Cuando nosotros fuimos por ejemplo, comimos ensalada de Sri Lanka, curry, papas cocidas con crema, noodles y sago (una especie de pudín que parece tapioca (pero no lo es)). Además servían cafés y tés y todo por el módico precio de "con lo que guste cooperar".

La verdad es un concepto muy bonito, pensar que ese lugar sobrevive únicamente de la buena voluntad de las personas y que ha trascendido a algo más que una cocina de beneficencia, es un lugar "cool" donde tanto backpackers como gente con poder adquisitivo se reúnen en mesas comunales a comer juntos, porque la comida es buena, porque el lugar es lindo, porque el concepto es bueno. Y menciono lo de la gente con poder adquisitivo porque a final de cuentas son ellos quienes mantienen el lugar.

Andrés y yo discutíamos sobre la posibilidad de que existiera algo así en México y no lo encontramos viable, no porque pensemos que el mexicano sea gandalla, sino porque la gente con hambre y sin dinero en nuestro país es un número que un pequeño grupo de voluntarios no puede manejar.






2 comentarios:

  1. Te leo de hace unos días y ya casi me aventé todo tu blog.
    Aquí andare al pendiente de lo que publiques.

    Saludos

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    1. Hey! muchas gracias, siempre es bueno tener nuevos lectores... o lector, a secas :p

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