martes, 11 de noviembre de 2014

Oz

Siendo objetivos, me gustaba mucho mi vida en México, creo que Andrés y yo teníamos acceso a servicios bastante decentes y aunque en retrospectiva (y se que suena snob) la oferta cultural y culinaria de Monterrey es limitada, la pasábamos muy bien. Aún así siempre estuve consciente de que representábamos un porcentaje muy pequeño de la población total del país y eso siempre estaba en el fondo de mi mente. 

Mi día a día no era dolor, ni hambre, ni sufrimiento (aunque sí miedo), y no pasaba las horas fantaseando sobre escapar la terrible suerte de haber nacido en un país del "tercer mundo". Y sin embargo estando acá puedo reconocer las pequeñas (o enormes) diferencias que hacen que mi vida en Australia sea muy plena.

Cuando me han entrevistado para trabajos, nunca, nunca, NUNCA, me han preguntado si tengo pareja y mucho menos si planeo tener hijos en un futuro cercano, ni siquiera disimulándolo para que parezca una conversación amistosa. Jamás me han pedido enviar una foto con mi curriculum o tener "buena presentación" y de hecho agregar fotos al CV es considerado algo "creepy".

Caminar es una de las cosas que más disfruto hacer aquí; en Melbourne es rarísimo que escuches a un hombre "catcalling" o pitándole a las mujeres, mucho menos manoséandolas; las calles son amplias, los cruces de peatones siempre están marcados claramente y la gente no se para en medio de las zebras. Además de que como había dicho antes (creo), es una ciudad donde me siento muy segura, tanto así que solía caminar de mi trabajo a la casa después de media noche sin el mínimo pendiente.

El salario mínimo de este país es un sueño y es mi cosa favorita de Australia. Independientemente de la cantidad (16AUSD p/h), le permite a la gente tener un nivel de vida digno sin importar su ocupación. Una persona trabajando en un McDonalds o limpiando oficinas puede vivir en una casa decente, con todos los servicios, sin pasar hambre, dándole a sus hijos educación gratuita hasta nivel universitario y pudiendo costear servicios médicos de calidad (aunque mucho de esto se puede ir a la goma con Tony Abbot). Me parece algo ideal, honestamente. La gente que así lo desea pude ir a la universidad y los que no, igual pueden tener una calidad de vida respetable. Un país no sólo necesita CEOs o académicos, también necesita policías, recolectores de basura, jardineros, cocineros, etc. y todos deberían tener acceso a una vida cómoda. 

Australia es un país muy caro, pero aún así, conmigo trabajando sólo 4 meses pudimos ahorrar lo suficiente para pagar a un viaje de un mes a Vietnam, Camboya, Tailandia e Indonesia, incluyendo comidas, seguro de viajes y visas.

Mis días en estos momentos consisten en trabajar de 9 a 5 de lunes a viernes, ni un minuto más, ni un minuto menos (otra cosa maravillosa de Australia), regresar a mi casa que está a 20 minutos caminando y pasar el resto del día disfrutando la tarde. El edificio donde vivimos tiene un gimnasio pero no les voy a mentir, yo como, duermo y veo series. 

Mi trabajo y mi vida personal están perfectamente balanceados, el dinero nos alcanza, la ciudad nos fascina, siempre hay algo qué hacer o algo nuevo que probar, nos sentimos seguros... no sé cómo explicarlo, en México sí sentía que los días no duraban nada y que mi vida se iba solamente en el puro trabajar (de 9 a 7:30) y acá siento como si todo las piezas hicieran clic.














1 comentario:

  1. ¡Hola! Hace poco comencé a leer tu blog y me parece muy interesante, sobre todo porque estaré viviendo en Melbourne a partir de este Octubre y también soy de México (solo que del D.F.). Espero puedas seguir publicando, en especial sobre el trabajo y cosas interesantes que hacer (y lo más baratas posibles, ya que mi estatus será de estudihambres). ¡Saludos!

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